Tengo
71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la
montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles
con los que he podido aprender el amor sin apego. Nuestro origen es la madre
tierra y el padre sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles lo que
hay dentro de cada uno
IMA SANCHÍS - 28/04/2005
-¿Dónde vamos tras esta vida?
-¡Huy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. Las muerte simplemente es
dejar el cuerpo físico, si quieres.
-¿Cómo que si quieres...?
-Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14
años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho
de ella.
-Ya se la ve a usted sabia, abuela.
-El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos,
basta tomarlo. Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro elementos
(fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión es que estaba
una vez en España cuidando de un fuego, y nos pusimos a charlar.
-¿Con quién?
-Con el fuego. "Yo estoy en ti", me dijo. "Ya lo sé", respondí. "Cuando decidas
morir retornarás al espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?", dijo. "¿Cómo lo
hago?", pregunté.
-Interesante conversación.
-"Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-, ocupamos
el cien por cien dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden si
eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son los sentimientos y se
evaporan. Y tierra somos menos del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?".
-¿Y para qué quieres el cuerpo?
-Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres apegos.
Ahora mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija.
-Hola.
-El muertito más reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más de 90
años. Tres meses antes de morir decidió el día. "Si se me olvida -nos dijo-, me
lo recuerdan". Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se puso ropa nueva y
nos dijo: "Ahora me voy a descansar". Se tumbó en la cama y murió.
Eso mismo le puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis tías...
-Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir?
-Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña: "Al
anochecer vengan por mi cuerpo". Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron a
buscarle la tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero yo morirme, danzando y
cantando.
¿Sabe
lo que hizo mi papá?
-¿Qué hizo?
-Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que
amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es
muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: "Habla de
mí", así que le voy a hablar de ella.
-Su hija, ¿también decidió morir?
-Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin
sentido.
-¿Qué merece la pena?
-Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y
te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos
entender que somos seres sagrados, que la tierra es nuestra madre y el sol
nuestro padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de
propiedad de la tierra. "¿Cómo voy a ser propietario de la madre tierra?",
decían.
-Aquí la tierra se explota, no se venera.
-¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos, y somos
tierra, cosmos y gran espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra, también
hablamos de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora.
-¿Cuál es la misión de la mujer?
-Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse
con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y
saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos
llene de senti-do. La vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso,
¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra
actitud ante la vida. Cuando la mente se une al corazón todo es posible. Yo
quiero decirle algo a todo el mundo...
-...
-Que pueden usar el poder del gran espíritu en el
momento que quieran. Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen
realidad. Yo, cuando necesito algo, me lo pido a mí misma. Y funciona.
-Hay muchos creyentes que ruegan a Dios,
y Dios no les concede.
-Porque una cosa es ser limosnero y otra, ordenarte a ti mismo, saber qué es lo
que necesitas. Muchos creyentes se han vuelto dependientes, y el espíritu es
totalmente libre; eso hay que asumirlo. Nos han enseñado a adorar imágenes en
lugar de adorarnos a nosotros mismos y entre nosotros.
-Mientras no te empaches de ti mismo.
-Debemos sutilizar nuestra sombra, ser más ligeros, afinar las capacidades,
entender. Entonces es fácil curar, tener telepatía y comunicarse con los otros,
las plantas, los animales. Si decides vivir todas tus capacidades para hacer el
bien, la vida es deleite.
-¿Desde cuándo lo sabe?
-Momentos antes de morir mi hija me dijo: "Mamá, carga tu sagrada pipa, tienes
que compartir tu sabiduría y vas a viajar mucho. No temas, yo te acompañaré". Yo
vi con mucho asombro como ella se incorporaba al cosmos. Experimenté que la
muerte no existe. El horizonte se amplió y las percepciones perdieron los
límites, por eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree posible?
-Sí.
-Mis antepasados nos dejaron a los abuelos la custodia del conocimiento:
"Llegará el día en que se volverá a compartir en círculos abiertos". Creo que
ese tiempo ha llegado.
p
Ukuli´i ka pua, onaona i ka mau´u
"Pequeña es la flor, sin embargo ella
perfuma la hierba que la rodea"