EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

 

R E L A T O S   D E   C O N T A C T O

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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DESPERTANDO DEL COMA PROFUNDO (Parte 5)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

COMO UN CIRCULO MÁGICO
 

 

 

 

Era una tarde calurosa de noviembre. Serían aproximadamente las nueve de la noche. La Rusa vio otra vez el flash. No era la primera vez que lo veía. En
otras ocasiones, luego de verlo había visto luces que se elevaban desde el
suelo y se perdían en el horizonte. Todo eso ocurría a una gran velocidad.
Pero algo fantástico le esperaba esa tarde. Un día me había dicho que cada
vez que aparecía el haz de luz, sentía como si algo o alguien le dijera: -
"Mirá para arriba".-
Miró, y fue tan deslumbrante lo que vio que se quedó sin palabras.
Una mañana me trajo un dibujo hecho pacientemente con sus manos inseguras para todo lo que fuera escribir o dibujar.
 

 

 

 

 

 

 

-"Ví como una rueda enorme o algo así. Debajo de ella y formando un círculo con los brazos extendidos estaban ellos. Parecía como si estuvieran
tocándose la punta de las manos mientras formaban un redondel perfecto.
Serían unos siete u ocho, no estoy segura."-

 

 

 

 

 

 

 


Dijo también, que los círculos de luces que emanaban de sus pechos se veían
de color plateado y más deslumbrantes que nunca. Aclaró que esa luz siempre
brillaba en sus pechos pero nunca la había visto brillar tan intensamente.
Un color entre rosado y anaranjado rodeaba la escena. Fue un espectáculo que ella describió como maravilloso y difícil de trasmitir con palabras. Me dijo también que el círculo que formaban los seres cósmicos se armaba y se
desarmaba. Que pasaban a través de algo, -como si fuera una puerta- y
descendían como si bajaran a la tierra, luego se elevaban nuevamente
formando otra vez el círculo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Así se mostraron durante unos minutos.
-Como hacen algunos paracaidistas cuando se toman las manos en el aire...-le dije.-
-Si, igual, pero mucho más hermoso. -asintió.
Miré el dibujo intensamente. Quería tragármelo. Sentí que podía entrar en
esa imagen y apropiármela como si lo estuviera viviendo yo también. Me
embargó un sentimiento maravilloso de alegría y agradecimiento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Súbitamente recordé la primera vez que él le habló. Habían pasado bastante tiempo observándola pero sin hablarle. La Rusa estaba muy intrigada. Todo era extraño, pero que la miraran sin hablarle hacía todo más extraño aún.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un día, él le habló por primera vez y le dijo:- "Venimos a ayudar y pronto
todos nos van a conocer".
No sé por qué pero me quedé dando vueltas con esa frase y todas mis
preguntas.
Pensé en ese magnífico acto de fuerza y belleza que ellos le habían
ofrecido.
-Viste, Rusa, vos siempre te preguntaste en qué vendrían, bueno ahora viste
en qué vienen. seguramente, esa" rueda" como vos la llamás, era su nave,
para mí que te mostraron su nave, y también su poder.-le dije-
Ella me miró y se sonrió sin contestar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESPERTANDO DEL COMA PROFUNDO (Parte 4)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA CIUDAD DE CRISTAL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una noche, los tres emprendieron un viaje hacia una ciudad desconocida. A
raíz de ese hecho he pensado acerca de cómo nos cuesta considerar siquiera la idea de que existan otros lugares habitados en la inmensidad del universo. Tan arraigado está ese concepto como el impulso imperioso de desacreditar cualquier forma de vida o comunicación que no sea la nuestra.

 

 

 

 

 

 

 


Por ejemplo, gente muy cercana a mí me ha referido abiertamente que La Rusa era una pobre mujer a la que le habían robado su vida, metiéndola en un mundo inconcebible al que ella nunca había pedido ir, que era terrible e
inconcebible que alguien hiciera esas cosas.
Personalmente, nunca tuve ese sentimiento. Quizá porque al observar
atentamente a La Rusa siempre vi su rostro radiante de felicidad cada vez
que ellos venían.

 

 

 

 

 

 

 

 


Entiendo que este relato pueda sonar disparatado, pero estoy relatando parte
de lo sucedido tal como fue. No me resulta muy fácil hacerlo, debo confesar.
He dedicado gran parte de mi vida a la actividad política y a la docencia.
He pasado situaciones duras en mi vida personal y no estoy muy segura de por qué me tocó vivir tan de cerca todo esto, pero así se dieron las cosas.
Quizá para que me dé cuenta de que ocurren cosas increíbles todo el tiempo. Como soy grande no quisiera quedarme con el empacho de no contar lo sucedido. Quizá así, la historia no se perderá en la arena y de seguro, a
alguien puede serle de gran utilidad. Una historia jamás preconcebida. Una
historia impensable hace dos años atrás.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me disculpo con los lectores por el tinte cómico de algún relato; pero me dí
cuenta que todo esto fue tan avasallante par mí que recurrí instintivamente
a los episodios graciosos que ocurrieron quizá porque me ayudaron a bajar mi ansiedad.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Me llevaron a una ciudad que era como de vidrio"

 

 

 

 

 

 

 

 

-me refirió La Rusa un día-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Viajó con ellos a un lugar hermoso, con altas montañas y picos
transparentes. También se veía un césped bien verde y casas en distintos
desniveles. La gente caminaba por las calles como en cualquier ciudad.
Siempre viajó flanqueada por los dos y a las dos o tres horas aparecía en su
cama como unas horas antes había estado. La diferencia es que cuando volvía estaba helada de frío. En pleno enero y con un calor de más de cuarenta grados, La Rusa disparaba de los ventiladores. Sentía el frío hasta en los huesos y trataba de disimularlo adelante de la gente. Esos días anduvo
seria. Parecía enojada. Cuando volvieron ella se les quejó. Ellos le dijeron
que no iba a pasarle nada. Que ellos la habían cuidado porque era una amiga. Luego de esos días, el frío desapareció y volvió a estar como siempre.

EL DIA MENOS PENSADO.

Éramos varias esa noche en el comedor de mi casa. La Rusa estaba entre las
amigas y conversábamos animadamente. A eso de las diez de la noche sonó el
timbre de la casa y fui a atender. Era gente de un pueblito cercano que
venía por unas consultas. Los hice pasar al living. En un momento las luces
comenzaron a parpadear ininterrumpidamente. Escuché un sonido como de
electricidad. Luego paró. Pensé por un momento que se quemarían los
artefactos eléctricos de la casa. Seguimos conversando y los acompañé hasta
la puerta para despedirlos. Cuando volví al comedor, tomé mi asiento frente
a La Rusa. Me miró intensamente y con voz firme me dijo: -"No sabés lo que
te perdiste recién-."
-¿Qué me perdí?-pregunté.
-Estaban ahí- dijo señalando al patio-.
-¿Quiénes?-me sobresalté-.
-Los muchachos. Estaban ahí. Parados debajo del limonero.-dijo calmadamente-
-Vos me estás jodiendo...-le dije azorada-
-Bueno,-dijo- Yo sentí el sonido en los oídos que siento cada vez que ellos
se acercan. Les hice una seña a todas para que salieran conmigo al patio
pero ninguna me siguió. Y vos no estabas. Estabas ahí, charlando. -dijo
tranquilamente-.
Las mujeres hablaban de los sucedido. Que sí, que habían visto la seña que
ella les hizo luego del apagón de luces pero que no asociaron eso con los
visitantes.
Corrí desenfrenada hasta el patio y me paré al lado del limonero. La Rusa me
había seguido.
-Estaban acá- me dijo señalando el lugar exacto-.
Me quedé planchada. Mi aturdimiento era mayúsculo. A eso de las once y media de la noche todas se fueron a sus casas. Me senté en el brocal del aljibe
frente al limonero y me puse a llorar como una niña.
¿Por qué se abría así, de repente, esta magnífica flor, mostrando su
misteriosa corola? ¿Por qué así?
¿Por qué ahora?. Sigilosos y sin dejar rastros como siempre, se habían ido.
La noche estaba calma. Hacía frío y el cielo estaba límpido y estrellado. La
casa y el patio se veían como siempre, hermosos a la luz de la luna. A
partir de ese instante todo había cambiado. Me cuesta expresarlo en
palabras. Es un sentimiento personal de algo nuevo que se presenta que  me
atraviesa completamente.
 

 

 

 

 

 

 

 

Aparentemente, todo estaba como siempre, pero ya nada volvería a ser como
antes.
 

 

 

 

 

 

 

 

Era lo mismo y no era lo mismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Celia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESPERTANDO DEL COMA PROFUNDO (Parte 3)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A partir de ese día, he compartido con la Rusa una historia de extraterestres que duraría nueve meses. Nueve inquietantes y perturbadoes meses, durante los cuales, los extraños visitantes vendrían, discreta y sigilosamente. Vinieron bastante seguido. A veces dos y tres veces por semana. Otras veces menos. Al principio sin establecer con ella ninguna comunicación. La flanqueaban y la observaban. La Rusa les daba agua que ellos tomaban y a través de ese intercambio se estableció una especie de lenguaje que a mi entender tendìa a equiparar lo que aparecìa a primeras oìdas como una atrevida intromisiòn.
Yo me sentía realmente a la intemperie en medio de un temporal.
Desguarnecida de todo punto de referencia intelectual. Los parámetros sobre los cuales habia ido construyendo toda mi vida, no me eran útiles en esta ocasión. De esto no sabía nada ni entendía nada.En varias ocasiones la Rusa me hacía`preguntas sobre cosas que martillaban en su cabeza. Yo no tenía nila más pálida idea acerca de qué responderle. La pregunta más habitual era:-¿"para qué me querrán a mí ? "

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Vos qué pensás?"...
-Ni idea- le respondí una vez- A lo mejor cuando pase más tiempo nos vamos a dar cuenta solas. Ahora no puedo pensar. Es muy fuerte todo esto. Voy a buscar material para ver que puedo averiguar.
Es importante aclarar, que cuando ellos comenzaron a venir, hablamos acerca de la necesidad imperiosa de no comentar con nadie más el tema. Me parecìa que teníamos una suerte maravillosa . Ella, por vivirlo, perpleja  pero sin temor, y yo, por ser una testigo próxima que no pensaba dejar pasar por alto ni un detalle. Pensamos que lo mejor era tratar esto como debieran tratarse todos los misterios: con cautela, con respeto y mucha discreción. Teníamos en la mano una pompa de jabón; cualquier movimiento brusco podía echarlo todo a perder.

 

 

 

 

 

 

 

 

La Rusa demostró durante todo este tiempo, un equilibrio impresionante. Se la veía mejorada físicamene. Personalmente, yo la notaba mucho más ágil.  
Ella decía que dormía mucho más y que se sentía muy tranquila. Por lo demás, su vida continuaba como siempre,dedicada a las tareas hogareñas y a la cría y cuidado de los animalitos domésticos.
Era evidente que ellos elegían presentarse cuando la rusa estaba sola, aunque hubo dos excepciones que luego referiré.
Siempre se presentaron juntos. La Rusa me marcó con mucho detalle la descripción de ambos. Dijo que ella era morena y delgadísima. Tenía una altura mediana, como de metro sesenta ycinco. el cutis era cetrino y su cabello era negro y le llegaba justo hasta los hombros. También tenía en la frente una estrella de cuatro puntas. Llevaba puestos cierto tipo de extraños anteojos. El era calvo y muy blanco, de una altura mediana que calculó en casi un metro ochenta aproximadamente. Tenía una contectura fuerte,dijo también que tenía un bigote ralo y una barba incipiente solo en la pera. Al igual que ella, portaba el mismo tipo de anteojos.
El traje de ambos era muy ceñido al cuerpo y tenían una especie de botas bajas. Ambos tenían a la altura del esternón, un círculo de luces que giraban produciendo un cierto mareo. La Rusa me había explicado que eso le impedía mirarlos directamente.
-Esa luz me obliga a bajar los ojos- me había dicho-.
-¿No los podés ver bien, entonces?-le pregunté-
_¡No!..., ¡si yo los veo bien!lo que pasa es que esa luz te lleva la pera al pecho - explicó- e hizo un ademán bajando la cabeza y apoyando la pera sobre la punta del esternón.
-¿Entonces?...-pregunté-
-Y...entonces ¡los tengo que mira rcomo mira la mulita!
-¿Y cómo mira la mulita?-dije riéndome.
- La mulita corre y mira para atrás, o sea, si vos querés agarrar una, nunca la corras de atrás porque te ve, y no lo vas a lograr nunca. La tenés que encarar de frente. ¿No sabías eso?- preguntó socarronamente-y luego agregó sobradora:

 

 

 

 

 

 

 

 

¡No sabés nada vos!, ¿Para qué sos del campo?-dijo- e hizo un gesto cómico mientras miraba como espiando para atrás.
Le miré el blanco del ojo y la expresión cómica  escondiendo la cabeza entre los hombros imitando al animal y empecé a reirme a más no poder.
- ¡Mirá que sos loca, Rusa!, ¡Me voy a descomponer de la risa!
-Bueno, es la verdad. Si quiero verlos, hago así y los veo perfectamente.
Así la luz que ellos tienen no me marea. -explicó divertida-.
Fue una noche desopilante. Me reí hasta que me dolió el estómago.Todo mi cuerpo se había aflojado. La comparación de la mulita con ella y los extraterrestres mirándola, era una explicación tan sencilla y divertida y a la vez tan gráfica, que me conmovió hondamente. Sin darse cuenta la Rusa le había dado a la situación un tinte disparatado que sirvió para que nos relajáramos de tanta tensión.
Esa noche me sentí inmensamente feliz y le agradecí a Dios por hallarme en este pueblito olvidado y también por encontrarme dentro de semejante berenjenal.
 

 

 

 

Celia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESPERTANDO DEL COMA PROFUNDO (Parte 2)

 

 

 

 

Esta historia, podría ser una más de las miles de historias de abducidos, si no fuera por los hechos que ocurrieron pocos días después de que se presentaran por primera vez. Con ese andar cansino que transportaba su pesada humanidad y una sonrisa de oreja a oreja, la "rusa" se apareció un día,  radiante. Me enfocó con sus ojos pícaros y chispeantes y me dijo:

 

- "Anoche volvieron los muchachos".
- ¿Qué muchachos? - pregunté distraídamente -
- ¡Los de arriba, che!...-dijo riéndose- y señaló al cielo.
Sentí una sensación rara en el estómago que me bajó hacia las piernas.
-¿Cómo volvieron?...¿Y qué pasó?- pregunté agitada-
- Volvieron y me miraban...pero no me decían nada, no sé, no entiendo...

¿por qué no me dirían nada?...
- Y vos, ¿no les preguntaste nada? -inquirí intrigadísima-
- No, no pude-afirmó secamente - yo me sentía rara cuando estaban ellos, como sin voluntad, no estaba como estoy siempre, ¿me comprendés?
 

Intenté tranquilizarme antes de hablar. La "rusa" era escueta y cortante para explicar. Sintetizaba en una frase todo lo sucedido,y la repetía una y otra vez, siempre de la misma manera y marcando los mismos detalles.
 

¡Habían vuelto!...¡¡No podía creerlo!!...
Mi corazón estaba excitado y feliz. Nuestro mundo es, realmente, un misterio
sin fin.

 

Celia
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESPERTANDO DEL COMA PROFUNDO (Parte 1)
Sucedió en el invierno del 2002 en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires. Era una tarde fría. Estaba trabajando en el comedor de mi casa al calor del hogar encendido con un grupo de cinco compañeras. Había organizado distintas capacitaciones para varios trueques que había armado. Puse esfuerzo y énfasis en esos espacios ya que había tratado desde el ámbito político aportar a la resolución de los problemas laborales desde Producción, pero no hab había  logrado nada trascendente, solo pequeños resultados. La gente le daba sola formato a esta opción, por demás interesante, para resolver los problemas más inmediatos y nos encontrábamos ahí, elaborando y discutiendo mientras corría el mate.

De pronto, apareció Raquel, eufórica y fuera de sí. Avisó que llegaba tarde porque había estado con la "rusa"(otra compañera de la coordinación) y que ésta le había contado muy nerviosa, que la noche anterior, dos personas, _un hombre y una mujer_, que no eran de este mundo, habían estado en su casa, que físicamente eran "casi" como nosotros y que ella después de verlos no recuerda nada más hasta tres horas después.

Sentí un cimbrón por dentro. Conocía a la "rusa" desde hacía muchos años, éramos viejas vecinas, pero durante el curso de ese año habíamos tomado contacto continuo por compartir espacios con ella en la coordinación de estos espacios laborales.
Esa tarde se nos fue en relatos y euforias desmedidas. Tenía que estar lo antes posible con la "rusa" para acosarla con mis preguntas

La noticia trascendió en el pueblo, sin muchos detalles pero se supo. Hubo visitas periodísticas, comentarios irónicos, tonitos burlones, un poco de todo.
Como suele suceder en estos casos faltó lo más importante: una respetuosa observación de un tema del que poco y nada sabemos.

La "rusa",  ofendida por los comentarios, terminó echando de su casa a cualquiera que osara hacerle una nota o deslizara comentarios dudosos de ningún tipo. Le dio así, un portazo definitivo a todos los curiosos sin distinción.

LO QUE SUCEDIÓ ESA NOCHE DE

JUNIO DE 2002
Eran las veintiuna horas aproximadamente. La "rusa" venía de visitar a un matrimonio amigo del lugar. Atravesó el living y se dirigió a la cocina, inmediatamente sintió ladrar a su perra y se dirigió al fondo de la casa. Pensó que el animal estaría atascado en algo. El ladrido salía de atrás de una chapa inclinada ubicada dentro del gallinero de la casa. Hizo el ademán de voltear la chapa hacia atrás cuando algo le hizo volverse. Se dio vuelta, y allí, parados, mirándola, estaban ellos, un hombre y una mujer con ropa ceñida al cuerpo y un círculo de luces en el pecho.

 

_"Quedé seca en ese instante_, refirió textualmente la "rusa"_Ni tiempo de asustarme tuve, sentí un chupón en la nuca, como un viento fuerte, y algo que me tiraba hacia atrás, luego no recuerdo nada más".
 

Por conocer bien a la "rusa", tenía la certeza de que lo que me estaba refiriendo era absolutamente verdadero. Nunca tuve dudas. Además, era una de las personas más sobrias y concretas que he conocido en mi vida. Me interesé mucho en recopilar detalles, preguntando una y otra vez, haciendo dibujos, tratando de buscar relaciones con episodios de luces ocurridos días antes en la zona...pero nunca llegué a ninguna conclusión clara. Había recibido un golpe demoledor con los relatos de la "rusa".

 

Era evidente que los hermanos del cosmos estaban entre nosotros, pero no lejos, estaban ahí, a la cuadra, al metro, estuve muy aturdida y emocionada. Mi vida no volvería a ser la misma nunca más.

 

Como casi siempre me ocurría, terminaría aprendiendo cosas maravillosas de la gente que menos había imaginado.
 

Esa noche la rusa volvió a tener conciencia de sí a las doce y media de la noche. Habían transcurrido tres horas. No recordaba nada. Para el qué pasó y dónde estuve no habría respuestas, pero sí habría otras cosas. Un conjunto de pequeños detalles, querido lector, que poco a poco te iré refiriendo.
 

Celia

 

 

 

 ¿RECUERDOS DEL FUTURO? por (AHM)

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