Palabras al Corazón
por
N. B. D.
-
"Hace pocos días se desató en la Tierra un grave conflicto. Esto amenaza la
vida del planeta".
Nos decía estas palabras mientras sostenía en sus manos al globo terráqueo
que latía como cualquier otro ser viviente. Lo miraba con profundo Amor y
veneración. En sus ojos, mostraba una honda preocupación por el futuro de la
Vida en la Tierra.
El planeta era una esfera de Luz, pero allí donde se había originado el
conflicto había una profunda oscuridad. Allí latían los gérmenes de enfermedad
dentro del ser vivo. Me impactaba ver al planeta de ese modo. Podía sentir el
dolor de esa herida, podía ver la gravedad de la amenaza de ese mal.
- "La Vida de la Tierra está amenazada por la guerra. Observen el impacto de
la enfermedad en el planeta. Por esto están Ustedes aquí. Han sido traídos a este
lugar para recibir la instrucción necesaria".
Habíamos sido llevados a una nave espacial. Eramos cientos de seres humanos
de diferentes lugares, razas, naciones. Representabamos a toda la Humanidad,
de modo que todos tomaran conciencia de la gravedad del momento y guiaran su
acción a la disolución del conflicto.
-
"Están aquí para recibir instrucciones. Deberá cada uno de Ustedes dispersar
el germen de la salud en su planeta".
Nos decía estas cosas mientras acunaba al globo terrestre entre sus brazos.
Ella era igual a nosotros - en apariencia - pero nos superaba en su
irradiación de Amor. Cada una de sus palabras o gestos emanaban un Amor tan
profundo por el Ser Humano y el Planeta que habita, que nos resultaba inusual,
casi desconocido. Muy pocos de los presentes hablaban el mismo idioma, sin
embargo todos comprendían el mensaje que ella transmitía.
- "El lenguaje del corazón es el mismo en todo el Universo. Tanto en el
Planeta Tierra como en los planetas que conforman la "Confraternidad del
Espacio" el lenguaje del Amor es sólo UNO. Todo ser vivo del Universo puede
comprenderlo, porque es el lenguaje de nuestro origen común".
Así ella, con infinito Amor nos hablaba del futuro de la Tierra, hogar de
todos nosotros. Su grado de evolución interior era muy superior, pero se
dirigía a nosotros con profunda humildad, como una hermana mayor que abría
paso en el camino.
- "Primeramente deben comprender que la Tierra es su Gran Hogar. Más allá de
las divisiones que los hombres han creado, la Tierra ofrece al hombre
vastísimos frutos sin distinguir nación, raza o religión. El Ser Humano que ha
olvidado la Unidad de todo lo viviente ha creado la división.
Cuando el hombre habitó el planeta no había
límites políticos ni muros que separen. Todo era UNO, y aún sigue siéndolo a
pesar de las divisiones que surcan la faz de la tierra.
Están aquí para ayudar a salvar la Vida de esa
Unidad, no para combatir las divisiones de los hombres. Muchos grandes seres
que vivieron entre Uds. les han enseñado el camino, aunque pocos los hayan
escuchado. No deben luchar contra el mal, no deben combatir ni destruir.
Deben
CREAR,
CONSTRUIR,
APORTAR AMOR,
HACER EL BIEN
para inclinar la balanza.
APORTANDO LUZ DESAPARECE LA OSCURIDAD,
APORTANDO AMOR DEBILITAMOS EL ODIO,
SEMBRANDO SALUD ERRADICAMOS LA ENFERMEDAD".
Sus palabras iban directo al corazón de cada uno de nosotros. Reconocíamos
istantáneamente la realidad de todo lo que estaba legándonos. Por momentos nos
sentíamos demasiado pequeños y poco importantes para recibir semejante
DON.
-
"No
teman. Cada ser humano lleva en su corazón estas verdades universales, aunque
confundidos por la organización que el hombre creó en el planeta muchos lo
hayan olvidado y hasta crean que no existe.
En esencia, cada ser humano es una chispa de luz, aunque muchos la
mantengan oculta a sus propios ojos. Ustedes están aquí para recordar la luz
que tienen en su corazón. Cuando regresen a su vida cotidiana deberán ayudar a
que cada ser humano que se relacione con Ustedes
también
lo recuerde. Ellos llegarán hasta Ustedes
no por casualidad. Al contrario, ellos se acercarán buscando recordar su
esencia.
Están aquí para saber qué hacer por la humanidad y el planeta que es su
hogar, hoy amenazado por la guerra y el odio".
Recibíamos de este modo una importante misión, que debía realizarse en forma
silenciosa pero certera. Debíamos hablar y comunicar, pero no a gritos;
debíamos mostrar esta verdad, pero no convencer. Ayudar a que cada ser
recuerde la
LUZ
de su propio corazón, pero no hacerlo por ellos.
-
"Cada ser humano
-
CADA ALMA
- debe hacer su propio trabajo. Ustedes serán guías. Serán como el agricultor que
siembra la tierra, pero esta vez la cosecha no les pertenecerá. Esta vez el
fruto será una bendición para la Tierra y las Almas que la habitan, pues la
cosecha será la irradiación del
AMOR
que cada alma lleva dentro".
Cuando hubo finalizado la instrucción necesaria, cada uno de nosotros fué
llevado a su lugar de origen. Sobrevolábamos centros superpoblados. La nave se
detenía sobre lugares públicos donde los seres eran dejados para retornar a su
vida cotidiana. Eramos invisibles a los ojos terrestes y podíamos observar el
movimiento de la ciudad y su gente. Detenidos en el aire, en medio de un halo
de luz intensa, descendía de la nave el representante de ese lugar del
planeta.
Ya se trate de hombres, mujeres, niños o adolescentes, la tarea comenzaba
allí. Cuando llegó mi turno, nos hallabamos sobre la plaza de mi barrio. Me
envolvió la luz y mi cuerpo se hizo muy liviano. No veía otra cosa que esa
intensa luz. Comencé a descender mientras en mi corazón ella me decía:
-
"No temas.
La LUZ y el AMOR
estarán siempre contigo. Ilumina a quienes te rodean y nosotros te
asistiremos.
AMA ... Y CAMBIARAS EL MUNDO".
Mis pies tocaron la tierra. Había regresado ... de un sueño ? No lo sabía.
Pero en mi corazón latían sus palabras y dentro mío se hallaba su Amor y su
Luz.
Miré al cielo...
Dí gracias por la VIDA ...
Y eché a andar.
N. B. D.
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