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i o d e 2 4 0 6
DÍA DE LA DECLARACIÓN DE:
Faltan 3 9 8
a ñ o s para el
mayor evento de la
Historia Humana |
LA
INDEPENDENCIA PLANETARIA
de la TIERRA
P R O Y E C T O S I G L O X X V
HACIA LA INDEPENDENCIA PLANETARIA
DE LA TIERRA
por El Mahatma de Occidente
El Maestro Yaco
Albala
Estamos tratando la
realización de un proyecto cuya meta es poder celebrar en el
siglo XXV la Independencia Planetaria de la Tierra. Pero,
¿cómo podríamos llegar a esa meta partiendo de la actualidad?
¿Cuáles serían las pautas, la sucesión de logros que tendría
que vivir la humanidad desde la actualidad y que harían
posible llegar a la Independencia de nuestro Planeta?
Hay algo que puede parecer
muy extraño en un proyecto de esta naturaleza y es que los
seres humanos involucrados tendrían que volver a la vida para
continuarlo, así como va a ser continuado por las personas que
vengan después de nosotros. Y esto es así porque los grandes
mecanismos, los grandes acontecimientos que la humanidad ha
presenciado siempre han sido planificados con mucha
anterioridad. El mismo Jesús tuvo que prepararse durante
muchas vidas para construir ese templo interior que pudo
albergar al Cristo.
Esta programación también le
cabe a la humanidad. ¿Cómo podrían ser ordenados y difundidos
estos logros, estas realizaciones, a lo largo del tiempo,
cronológicamente dispuestas para arribar a la Independencia
Planetaria de la Tierra?
Es un proyecto muy grande,
muy prometedor, en el cual habría tres principios que serían
parte de una extensa sucesión de hechos: la semilla que podría
llegar a absolver a la humanidad; el trabajo de desactivar los
dos códigos, el telúrico y la atmósfera psíquica, de la
tierra, y el formar una Sociedad de Realidades. Estos son
hechos que pertenecen a la actualidad, aunque eso no quiere
decir que se logren en la actualidad, son trabajos que van a
ser continuados por otras almas y retomado una y otra vez
hasta que lleguen a su instancia final. Es un trabajo que no
tiene antecedentes. (Y uno puede decir esto solamente porque
sabe que estas palabras no le pertenecen). No hay antecedentes
de una planificación de esta naturaleza, de algo que pueda
llegar a ser discernible por los seres humanos en cuanto a la
estatura espiritual de los logros. Es un mecanismo de una
expansión increíble porque la sola contemplación de los
puntos, de los logros que desembocarían en la Independencia
Planetaria de la Tierra ya de por si forman una tremenda
enseñanza.
Este proyecto tendría que ser
vertido de alguna manera para su difusión en el mundo.
La sola mención de un
proyecto que culminaría en el siglo XXV sería fascinante, muy
desafiante, muy magnética, muy auspiciante, muy convergente de
todos los esfuerzos humanos, y muy enrolante; pero, por encima
de todo, es una gran esperanza. Es que el ser humano vería a
través de este proyecto, un derrotero para el mundo y para las
generaciones venideras.
Dejar deberes para las
generaciones entrantes, ¿a qué tipo de mecanismo comienza a
responder? Es una tarea que puede ser muy atractiva para los
ángeles. Muchas veces dijimos que cuando los seres humanos
puedan argumentar sus propios destinos, liberarán a los
ángeles de hacer esa tarea. Pero cuando el género humano pueda
hacerse cargo de su destino, indudablemente va a estar
asesorado por los ángeles. En algún sentido les están
prometiendo su propia libertad y Ellos, dicho muy humanamente,
en ese deseo de libertad van a colaborar con el género humano.
Es un raro estado de confraternidad que se va a dar entre
ángeles y hombres cuando empiecen a tener una tarea común. Y
una de las primeras tareas que pueden hacer en comunión es el
argumento del mismo destino. Si el género humano puede
argumentar, programar, planificar su propio destino en muchas
pautas, libera a los ángeles de hacerlo. Sería un trabajo
fascinante.
¿Quién sabe cuántas almas
podrían enrolarse en la empresa de plasmar la Independencia
Planetaria en la Tierra? Una tarea para ser lograda,
aparentemente, al cabo de cinco siglos. Y digo aparentemente
porque el tiempo requerido lo determina el mismo ser humano,
ya que depende del tiempo que necesite detenerse en cada
etapa, en cada logro, en cada hazaña. El tiempo es una
consecuencia nada más, pero digamos que es probable que lleve
ese tiempo. No es lo importante la exactitud del tiempo sino
abocarse a la realidad de esos logros, de esas pautas, de
todas esas misiones. Es un proyecto para ir precisando, para
ir depurando.
El momento que está viviendo
la Argentina está muy relacionado con una situación mundial y
si uno mira con una mayor agudeza lo que está ocurriendo y lo
que se puede o no pronosticar más allá del resultado, se puede
ver la cercanía de un desenlace. Un desenlace que también la
humanidad va a tener.
Es posible que la Argentina
esté siendo inoculada o esté metabolizando un desenlace que le
pertenece a toda la humanidad, pero que en algún lugar de la
tierra tiene que empezar a florecer como desenlace. No se
trata de que se solucione el problema económico o el político,
porque eso es sólo un escenario físico, local y presente. Lo
que se debe alcanzar son las pautas de un gran desenlace del
cual la República Argentina puede dar una gran muestra y ser
una clave para todos los países del mundo. Algo que pueda
servirle a cada país para que desde su lugar pueda obrar en
términos de un desenlace mundial y le permita crear la
plataforma de una Nueva Historia.
La cronología de los hechos
puede alterarse. La Revolución Francesa ocurrió antes que la
Guerra de Secesión. Tal vez en la Nueva Historia, los
elementos liberados durante la Revolución Francesa se
manifiesten después que los liberados durante la Guerra de
Secesión porque todo se combina de una manera muy diferente a
la lógica humana; y podríamos decir que el dilema de los
Principios, que es el dilema de la Guerra de Secesión, tendría
que presentarse y resolverse antes que la contraparte superior
de la Igualdad, la Confraternidad y la Libertad, que es el
dilema de la Revolución Francesa.
Sin embargo, a veces grandes
realidades que están en el futuro intercambian impresiones,
producen leves inoculaciones para ir adaptando a la humanidad
en todos los procesos futuros y pueden mezclarse de una manera
determinada en el tiempo y alterar esos factores. En su
totalidad se van a dar de una manera determinada pero antes
pueden producirse adelantos, inoculaciones, que alteran el
orden cronológico.
Detrás de todo lo que
comentamos hay una descomunal empresa, ¿podríamos acercarle a
la humanidad esta Nueva Historia? Tal vez algo de eso podamos
hacer.
Dentro del
proyecto siglo XXV, ¿dónde deberíamos comenzar la historia? Si
tuviéramos que valernos de los elementos actuales, podríamos
decir que la historia debería tener como punto de partida el
Gran Desenlace de la Humanidad, porque si no ocurriera algo
así, no habría un punto de partida. Sin embargo, también
podríamos situar el punto de partida en hechos posteriores al
desenlace, partir desde otro lugar, desde un hecho en el
futuro y así crear una noción más atrapable por la humanidad.
Por esa razón podría alterarse el punto de partida, pero si
no, tendríamos que empezar por el Gran Desenlace, algo que
evidentemente va a ocurrir.
Es hacer una especie de mapa,
trazar un itinerario hacia la Independencia Planetaria, algo
que tiene un eje central y elementos colaterales. Podemos
partir de un hecho, de una realidad, de un lugar, por ejemplo
del Polo Sur y ascender por ese eje central y, a medida que
vamos ascendiendo, observar muchos países contactados, muchos
episodios, circunstancias mundiales contactadas, y veríamos
cómo se arma todo el esquema.
Este es un pequeño esbozo de
algo que irá siendo observado, precisado; también podrá ser
discutido y objetado, pero todo en son de la luz que se deba
derramar sobre los hechos.
Sería una posibilidad muy
grande. Crear una especie de guía para los procesos mundiales,
en la cual habría circunstancias, sucesos que formarían parte
de un eje central y otros colaterales que no tendrían tanta
importancia pero que estarían relacionados con aquél. Hasta
podríamos llegar a discernir a qué país podrían corresponderle
los efectos colaterales de un episodio central.
Es como marcar el camino de
la evolución de la humanidad que permitiría que el mismo
planeta comenzara, desde un punto determinado, un movimiento
tan abarcante que terminara en otro punto en el futuro, la
Independencia Planetaria. ¿Cuántos elementos lleva consigo un
proceso de tal magnitud? ¿Cómo son los procesos del eje
central y cómo son los procesos del entorno?
El proceso de las naciones,
por ejemplo, es un proceso colateral no forma parte del
proceso central, aunque todas van a estar involucradas. No son
los episodios locales de las naciones los elementos que
corresponden al eje central, sino los elementos que
corresponden a otras realidades. Sería un gran trabajo crear
el armazón de todo ese itinerario.
No hay un país que esté en
las inmediaciones de un desenlace como lo está la Argentina.
Estoy hablando de desenlace, no del fin de algo. En algún
lugar de la tierra puede terminar una guerra pero eso no
significa que haya ningún desenlace.
En este país va a haber muy
pronto un desenlace, y eso es más que la aclaración del
panorama. La Argentina tiene la tremenda misión de mostrarle
al mundo lo que puede llegar a ser la pauta o la clave del
Desenlace de la Humanidad. Aclarar esa situación, aclararía
por añadidura, por consecuencia, el panorama local. Quiere
decir que abordando el futuro, abordando lo grande, se aclara
el presente, lo pequeño.
Es un extraño mecanismo: una
joven nación metaboliza el desenlace de la Historia de la
Humanidad y se salva a sí misma. Pero nuestra vista debiera
tener un poderoso alcance para ir más allá de lo aparente y
traer las claves que sirvan a este presente. ¿Se podrá hacer?
Yo creo que sí y no porque confíe en que los hombres lo
quieran hacer sino porque se van a ver obligados a hacerlo.
Hay dispositivos de una naturaleza dimensional, que harán que
el género humano, que este país en este caso, no pueda hacer
otra cosa que seguir ese rumbo. Porque si es muy difícil
abordar ese camino, sería insoportable el no hacerlo. Todas
las crisis serían nada comparadas con la nada, con la
extinción.
Este proceso evolutivo es un
proceso en el que cada país tendrá que aprender a morar en su
propia alma. Y a la Argentina le compete mucho todo eso. El
desenlace es un proceso mundial que se da primero en un país;
y con eso se ayuda a este joven país a sintonizarse con su
propia alma. Hay países que van a tener la urgencia de morar
en sus propias almas porque son parte de un proceso posterior
que es la creación del Alma del Mundo, un hecho posterior a
los desenlaces de los países en particular, pero que puede ser
simultáneo con lo otro. Los países deben aclarar primero sus
panoramas locales.
El Alma del Mundo va a traer
también otro proceso que es la Organización del Nuevo Mundo,
pero la organización no será posible sin un desenlace de la
historia mundial porque lo que podrá ser organizado serán los
buenos despojos, no habrá otra cosa para organizar. No es lo
que se descarta lo que se organiza, sino lo bueno que quede.
Sólo eso puede ser organizado.
Ese proceso indudablemente
está relacionado con el hemisferio sur, y es probable que la
Argentina tenga mucho que hacer en todo eso. Por lo tanto la
crisis que está viviendo no es por los valores actuantes y
actuales, sino una adaptación a esos momentos futuros. Y eso
es el comenzar de una historia.
Estamos hablando de un
proceso que culmina en el siglo XXV pero todos estos
acontecimientos que mencionamos y que parecen tan fantásticos,
no escapan de este siglo, están dentro de este momento.
Difundir los patrones, las
pautas que darían el paso del Alma del Mundo a la Organización
del Nuevo Mundo sería un gran trabajo. Ojala podamos formar
parte de una obra semejante. Empecemos por difundir y, en la
medida de lo posible, explicar un poco de todo esto.